Ante un nuevo aniversario de aquel anuncio de Alfonsin

COLUMNA ABIERTA
Por Pedro Oscar Pesatti


«Es indispensable crecer hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío, porque el sur, el mar y el frío fueron casi las señales de la franja que abandonamos, los segmentos del perfil inconcluso que subsiste en la Argentina» dijo Alfonsín aquel mediodía del 17 de abril de 1986 al formular su ambicioso proyecto de trasladar la Capital Federal a nuestra región.

Los medios de todo el país y de las más importantes cadenas internacionales cubrieron el acontecimiento.

«Diez mil personas» -consignaron los diarios- «escucharon el mensaje presidencial desde los jardines del Ministerio de Economía de la Provincia, frente al río Negro y a la vecina Carmen de Patagones».

Viedmenses y maragatos, pero también de otras localidades de la provincia, siguieron atentamente aquella decisión que los convertía en protagonistas del proyecto, en receptores directos de una transformación cuyas consecuencias dejó hondas marcas en Viedma y Patagones.

«Los argentinos debemos ser pioneros, debemos marchar hacia nuevas metas con cantos de pioneros, enfrentando los esfuerzos necesarios, con la dignidad recuperada de los hombres libres, con la alegría de una libertad creadora» afirmó Alfonsín en «ese mundo de gente que no podía salir de su asombro».

Durante el discurso, el ex-presidente no ahorró fundamentos históricos y geopolíticos para justificar la iniciativa. «La Argentina fluvial de Sarmiento fue un gran sueño para la interconexión nacional y regional, y ese sueño, que tenía un nervio tensor en el río Bermejo, fue recogido en su momento por Hipólito Yrigoyen. Pero ya no alcanza la idea de una Argentina fluvial, sino que es necesario ir a la búsqueda de la Argentina dinámica», de una Argentina que para Alfonsín debía proyectarse hacia el mar patagónico.

«La Argentina oceánica empieza mucho más al sur de esta vía fluvial madre, que es el río de La Plata: empieza girando la provincia de Buenos Aires, buscando, antes del golfo San Matías, un nuevo centro de gravedad en el río Negro y en una desembocadura que aferra a todo el litoral marítimo de la Patagonia, mirando hacia la Antártida y buscando una suerte de identidad geográfica renovada, pero muy específica de la Argentina, que es la identidad de la Argentina sureña, que es la posibilidad de aproximar al polo sur al territorio tradicional del país».

«El avance hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío - explicó a la multitud- significará también para el país nuevas e importantes perspectivas para la explotación marítima. El país se prepara para ingresar en el siglo XXI y los grandes espacios constituirán uno de los signos necesarios de un tiempo en que se hará conciente la lucha del hombre contra la contaminación ambiental, la falta de franjas verdes, la lejanía de los campos fértiles y la carencia del sol, datos propios de las grandes aglomeraciones humanas».

Varios días antes del anuncio presidencial, algunos helicópteros pertenecientes al Instituto Geográfico Militar habían sobrevolado la comarca. Se dijo que estaban fotografiando la región. Pero, ¿para qué? Los rumores se hacían oír. Los escépticos festejaban «semejante locura que no cree nadie».

Sin embargo, con el correr de los días se fueron develando los indicios de un gran acontecimiento. La noche anterior, cuando ya se había anunciado la visita presidencial y el anuncio había sido formulado por la cadena nacional, la comarca esperó consumida por la ansiedad la llegada de ese día. Lentamente la multitud fue cubriendo el amplio parque del Ministerio de Economía. Cientos y cientos de viedmenses y maragatos, en una movilización jamás vista hasta ese momento, sintieron que por fin la historia se había acordado de ellos... aunque poco debía pasar para que aquel proyecto deviniera en un fracaso cuyas consecuencias se proyectaron hasta nuestros días.

FUENTE: El Cordillerano, 13 de abril de 2005. http://www.elcordillerano.com.ar/

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